Todos hemos escuchado alguna vez que los carbohidratos son el enemigo de una dieta saludable, ¿pero es esto verdad?
Conocer los tipos de carbohidratos que existen, es esencial para poder entender mejor que sucede con nuestro cuerpo y decidir por cuenta propia que tan cierta o falsa en esta afirmación:
Carbohidratos simples: Se encuentran de forma natural en el azúcar, la miel, la fruta y los lácteos y son una fuente de energía inmediata.
Carbohidratos complejos con función energética: El azúcar pertenece a esta categoría y debido a que se encuentra en estructuras que necesitan mayor digestión para llegar a ser absorbidas, aportan energía muy lentamente, pero durante más tiempo. Aquí encontramos legumbres, tubérculos, cereales, trigo o derivados, como la pasta, el pan, etc.
Carbohidratos complejos con función reguladora: Los vegetales también cuentan con un porcentaje de CH en la fibra, esta tiene una función reguladora en nuestro organismo. Entre estos se encuentran verduras, hortalizas, frutas enteras, legumbres, frutos secos, cereales integrales y sus derivados.
¿Para qué sirven los carbohidratos?
Como has visto, hay diversos tipos de carbohidratos que ayudan a diferentes funciones del cuerpo, las verduras y frutas, aunque son conocidas por ser saludables, también se clasificarían como CH, ¿Qué te dice esto?, pues que no todos los CH son malos como nos han hecho creer.
Además, la glucosa es la sustancia energética en la que se convierten estos alimentos y este es el nutriente preferido de las neuronas y de ¡todas las células del cuerpo! Es decir, nuestro cuerpo utiliza este azúcar para realizar actividades tanto mentales como físicas.
Así que, ¡sí, necesitas comer carbohidratos! Lo ideal es que la mitad de la energía que consumas de los CH del día, sea en forma de carbohidratos complejos y lo más natural y puros posibles, para esto incluye en tu dieta, productos orgánicos, cereales integrales y de grano entero. Cuando elijas pastas, intenta que sean de legumbres, integrales y orgánicos. Esto ayudará a tu cuerpo a tener más energía que se utilizará en el momento en tus actividades cotidianas, lo que hará que la quemes al momento.